EMI retornó a San Luis, una ciudad que, según reconoció, en su carrera le costó llegar por primera vez pero que al conocer al público local. Casi que una vez por año pasan por estas latitudes. Solo que esta vez no fue al frente de Notevagustar sino como solista en la presentación puntana de “Cada Segundo Dura Una Eternidad” (una frase escondida en la canción De Esos Días, la primera del cd y también para abrir el show)
En un Auditorio Mauricio López colmado, Brancciari recorrió su reciente placa, lanzada en diciembre y que captó la atención de sus fans, quienes corearon la gran mayoría de los temas.
Su álbum solista, EMI recorre géneros como el rock, el folk, el pop y baladas. Y sostenido por una banda potente formada por el baterista Pablo “Chamaco” Abdala (miembro fundador de NTVG). En guitarras Gonzalo “Gonzo” Vivas y Lula Isnardi, el bajista Enrique “Checo” Anselmi, y la tecladista Lucía Romero. Dio rienda suelta al track list de su cd (entre ellas Que Sigas Bien, Fe En Lo Que Yo Quiera, Sirenas, Roma, Rufián y Quise). Y hasta tuvo espacio para mostrar canciones inéditas, como Culpa, en la cual el público participó con coros y palmas.
Más de dos horas de concierto, el músico rioplatense (mitad argento, mitad botija) invitó a Gonzalo Brancciari a cantar Insuperable. Homenajeó a sus influencias, como en El Corralero, una canción folclórica que, según EMI, su madre “le cantó a los 8 años” en un fogón familiar. En Mandolín, de Gustavo “El Príncipe” Pena, y Me Siento Mucho Mejor. La versión en castellano de Charly García de la canción I’ll Feel a Whole Lot Better de The Byrds.
En la previa, un nervioso pero confiado Gonzalo Brancciari. Referente de la escena indie-pop uruguaya actual, fue el telonero, mostrando sus composiciones. Entre ellas las de su EP debut, “Entre la Espada y la Pared”. Canciones que interpretó solo con su guitarra, la complicidad del público y un carisma magnético. En el último tema, el cantautor rompió los esquemas y saltó del escenario para retirarse subiendo las escaleras y desapareciendo tras el telón del Hall de la UNSL.