Afortunadamente, Diego Capusotto y Daniel Berbedés volvieron a San Luis a contar las mejores historias de “El Maravilloso Mundo de Capusotto” en la sala Hugo del Carril. Con producción de Santa Trompada y asistencia del equipo del Centro Cultural Puente Blanco.
La buena noticia del regreso se potenció con la satisfacción de saber que a pocos días de dar función. La venta de tickets fue con lleno total. En la previa hubo videos musicales para amenizar la espera. Hasta que Berbedés se presentó, invitó a Capusotto y nada volvió a ser normal durante más de una hora en ese teatro.
Con ironía fina, sarcasmo de grueso calibre y mucho humor border, el artista repasó los comienzos de su vida. Aunque no recordaba qué pasó cuando nació porque “era muy pequeño” pero sí que el doctor lo trajo al mundo con fórceps. Y que años después, por la fama, es invitado ¡tres veces! a “La Mesaza”.
Capusotto es un improvisador nato y cuando surgía algún momento de complicidad con intervenciones desde el público. Diego, como buen futbolista: la recibía, paraba de pecho y devolvía el chiste con un remate genial.
Alguien tenía que ser serio en este asunto, y es acertada la presencia de Berbedés. Sus intervenciones como moderador lo tenían en el rol del “entrevistador serio” que lo retornaba al camino durante el relato, porque con los terribles cuelgues y desvaríos, Capu se dispersaba al repasar una historia plagada de delirios y anécdotas poco comprobables.
Capusotto y Berbedés crearon una amistad de años, de niñez en el barrio y vecinos en común, también un hecho profesional unió al actor y al fotógrafo: durante el aislamiento social Diego escribió 36 poemas que se editaron en el libro Lo Que Teme La Noche, en el cual Daniel ilustró cada uno de ellos con una foto.
Con la misma onda que emanó desde el escenario, al finalizar la velada el dúo salió a saludar y sacarse fotos con sus fans en el Hall.